Amancay la flor de la Union eterna (de Rojas)
Muchos ya conocerán la Historia del hilo rojo del destino,ese que se encuentra atado a tu meñique y te une a tu verdadero amor . Pero aquí en la Patagonia tenemos una leyenda de lo que un amor puro puede lograr.
Sayen y Auken fueron un matrimonio que surgió de la unión de dos tribus, la tribu del norte y la tribu del sur .
Estas decidieron unir sus territorios para combatir la colonización española .
Auken, quien era un gran guerrero, tuvo que asistir en la cruzada .
Si bien todos sabemos que en las guerras es todo o nada , es vivir o morir , la fe y la esperanza es lo que mantiene firmes a quienes la atraviesan y para Auken su propósito de vida era formar una familia con Sayen pero, inevitablemente, no todo es como se quiere .
Un día mientras Sayen cuidaba de sus plantas a la espera de su amado , le llegó la terrible noticia ...
Auken había muerto: Auken ya no llegaría a casa, la espera había terminado de la peor manera.
Sayen entró en un abismo de tristeza y dolor, todas las noches a la luz de la luna se rescostaba a observarla tan bella y fría, sin pensarlo las lágrimas caían ; su corazón desolado clamaba calma .
Con los recuerdos de su amado intactos, siempre presentes en aquellas noches de nostalgia donde el sueño la envolvió en un cálido abrazo .
"Amor: no llores más, yo contigo siempre voy a estar , cuando tu momento llegue nos volveremos a encontrar,Esta flor es mi corazón . Por ahora, amor mío, sólo vive, por ti y por mi ... No es un adiós sino un hasta pronto , ". Despertó con la respiración agitada pero con su corazón más tranquilo y, cerca de su pelo y en sus manos una flor encontró de un bello color sol, con cinco pétalos, que junto a la luna iluminaban en lugar .
Sonrió como no lo hacía desde la noticia, y en sus manos la Tomó.
"Hermosa flor de Amancay, si tu eres el corazón de mi amado, yo lo cuidaré, seras la bella demostración de amor que en mi vida atesorare, te seguiré amando como el primer día"
Con el tiempo el amancay se fue esparciendo, por aquellos lugares que Sayen visitó; pues la flor aparecía por los lugares que ella visitaba y con amor miraba . Auken y Sayen habían dejado sus lágrimas y amor en ella.
Sayen y Auken fueron un matrimonio que surgió de la unión de dos tribus, la tribu del norte y la tribu del sur .
Estas decidieron unir sus territorios para combatir la colonización española .
Auken, quien era un gran guerrero, tuvo que asistir en la cruzada .
Si bien todos sabemos que en las guerras es todo o nada , es vivir o morir , la fe y la esperanza es lo que mantiene firmes a quienes la atraviesan y para Auken su propósito de vida era formar una familia con Sayen pero, inevitablemente, no todo es como se quiere .
Un día mientras Sayen cuidaba de sus plantas a la espera de su amado , le llegó la terrible noticia ...
Auken había muerto: Auken ya no llegaría a casa, la espera había terminado de la peor manera.
Sayen entró en un abismo de tristeza y dolor, todas las noches a la luz de la luna se rescostaba a observarla tan bella y fría, sin pensarlo las lágrimas caían ; su corazón desolado clamaba calma .
Con los recuerdos de su amado intactos, siempre presentes en aquellas noches de nostalgia donde el sueño la envolvió en un cálido abrazo .
"Amor: no llores más, yo contigo siempre voy a estar , cuando tu momento llegue nos volveremos a encontrar,Esta flor es mi corazón . Por ahora, amor mío, sólo vive, por ti y por mi ... No es un adiós sino un hasta pronto , ". Despertó con la respiración agitada pero con su corazón más tranquilo y, cerca de su pelo y en sus manos una flor encontró de un bello color sol, con cinco pétalos, que junto a la luna iluminaban en lugar .
Sonrió como no lo hacía desde la noticia, y en sus manos la Tomó.
"Hermosa flor de Amancay, si tu eres el corazón de mi amado, yo lo cuidaré, seras la bella demostración de amor que en mi vida atesorare, te seguiré amando como el primer día"
Con el tiempo el amancay se fue esparciendo, por aquellos lugares que Sayen visitó; pues la flor aparecía por los lugares que ella visitaba y con amor miraba . Auken y Sayen habían dejado sus lágrimas y amor en ella.
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